sábado, 24 de abril de 2010

El colegio y la alegoría de la caverna

Tenía yo 3 años cuando mi madre me llevó a una "caverna" a la que llamaban colegio. Era un edificio donde dejaban a los niños para que aprendiesen y se "hiciesen amiguitos" entre ellos. Yo, que hasta entonces había sido una "niña ejemplar"- según las palabras de mi madre-, empecé a tener "comportamientos malos".
Desde el primer día no me adapté en aquel lugar hostil, donde no te daban ningún cariño ni consuelo y encima te juzgaban por cualquier cosa que -según su criterio- hacías "mal" . Me tildaron de insociable porque no me interesaban aquellos niños, y tanto en el cole como en la familia se preocuparon por no "poder adaptarme".
En definitiva me sentía como si me hubiesen atrapado en la caverna de Platón; un lugar oscuro donde me hacían estar quieta y callada, como si te atasen de pies y manos y te pegasen esparadrapo en los labios.
A veces veía un rastro de luz en aquel oscuro lugar, ¡el mundo real!, en el que quería vivir yo,por mucho que mis padres y profes me dijesen lo contrario.

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